sábado, 26 de abril de 2014

2.-Cita


Últimamente pasaba más tiempo en casa de Lorena que en la mía, ella siempre incondicional a mi lado, mi mejor amiga desde hace ya varios años, ella quien siempre había estado conmigo en las buenas y en las malas, de corazón agradecía tener a una amiga tan fiel en mi vida.

-¿Que te parece si vamos al cine?-la voz de mi amiga siempre tan alegre.

La miré y le dediqué una sonrisa, ella siempre lograba distraerme del tema de mi madre, por esa misma razón prácticamente vivía con ella, Lorena estaba feliz y sus padres me recibían con gusto.

-Esta bien-me paré de su sillón alisando mi blusa-tú eliges la película y yo compro las palomitas ¿Te parece?

Después de eso no tuve que hablar demasiado, su madre nos llevó a la plaza y mi amiga no paró de hablar sobre las opciones que teníamos para ver durante todo el camino.Lorena era fácil de satisfacer, no necesitaba de mucho para que ella estuviera suficientemente feliz para distraerme a mí.

Yo no siempre había sido tan pesimista, de hecho yo era muy alegre y por eso Lorena y yo nos habíamos vuelto inseparables, y en ocasiones mi antigua personalidad se asomaba esperando una oportunidad para salir y volver a mi convirtiéndome así en la Mía Montez que siempre había sido.

Supongo que por esa misma razón ella seguía a mi lado a pesar de todo, por que mantenía la esperanza de que yo volviera a ser la que siempre fui.

-¿Amor o terror?-se volteó hacia mí-¿Qué opinas amiga mía?

-De terror amiga Lorena-

-Dije "mía" de que eres mi amiga no por tu nombre-me reprochó

-Ya lo sé pequeña, solo quería molestarte-le enseñé la lengua como cuando niñas, ella rió.

-¡Me llamaste pequeña! Hace mucho que no me decías así...-se perdió en sus recuerdos-oye, si no mal recuerdo así te decía Leonardo ¿No?-

Asentí mientras caminaba hacia la taquilla y sacaba el dinero de mi cartera.

-¿Qué habrá sido de él?-preguntó.

-Dos para "Terror en el centro comercial" porfavor-no miré a mi amiga, la conocía lo suficiente como para saber que terminaría pidiendo más información.

Tomé los boletos y caminé hacia la dulcería. Mi amiga seguía mirándome de la misma forma, la ignoré.

-¿Palomitas y refrescos grandes?-

-Mía...-lo sabía, Lorena no dejaría el tema de nuestro antiguo amigo en paz, aún así decidí torturarla aún más.

-No te preocupes, las golosinas también corren por mi cuenta, mucho haces con recibirme en tu casa a diario-

-Mis padres están felices de recibirte en casa tanto como yo, adoramos que estés allí todos los días, y sabes perfectamente que tampoco me refería a quien pagaría las palomitas-me reprochó.

Suspiré.

-El otro día Leonardo me envió un mensaje de texto, me dijo que le gustaría platicar un día de estos...-hice una pausa-...sobre mi madre.

Mi amiga no dijo nada, comprendía el porque no quería hablar sobre nuestro antiguo amigo.

-Bueno-me sonrió-quizá sea bueno que salgas con él y platiquen, no sabes...quizá sea bueno que se vean...-me dedicó una de sus miradas de "Necesitas un novio y distraerte urgentemente"

-Tú siempre...-me enfoqué de nuevo en las palomitas-y...¡Hey! ¿Qué haces?

Lorena me arrebató la bolsa y echó a correr, comencé a perseguirla pero ella era mucho más rápida que yo y rápidos se escondió de mí, me resigné...¿Qué es lo peor que podía hacer con mi bolsa? Pronto supe la respuesta.

-¡Listo!-gritó triunfal mi amiga apareciendo por detrás de un puesto de helados de la plaza con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en el rostro, lo cual significaba alguna travesura desgraciadamente desfavorable para mí.

-¿Qué hiciste?-rezongué.

-Mañana, a las tres, aquí en la plaza-

-Dime que no...-tartamudeé-dime que no me hiciste una cita con Leonardo-

-Si quieres no te lo digo pero no permitiré que lo dejes plantado, si hubieras visto la velocidad con la que respondió el mensaje-amenazó.

¿Una cita? ¿Con Leonardo? Bueno en teoría no sería una cita, él era mi amigo nada más y si como decía Lorena...bien podría distraerme y salir con alguien más que no fuera ella, al menos le debía un descanso de mí, todo estaría en orden mientras no habláramos de mi madre.

-¿Y bien...?-insistió-¿Estoy lo suficientemente perdonada como para aún ser merecedora de unas palomitas?

Me reí, ella siempre lograba salirse con la suya y levantarme el ánimo a la vez.

-Estás loca-

-Aún así me quieres-

-Y mucho-hice una pausa-ven, vamos por esas palomitas.





La película estuvo...bueno en verdad no le había puesto atención, la idea de ver a Leonardo me había puesto nerviosa, hace mucho tiempo no lo veía.

La madre de Lorena fue por nosotras a la plaza, después pasaron a dejarme a casa. Papá aún no llegaba, así que decidí ir a dormir, en realidad no tenía sueño pero tampoco quería pensar demasiado sobre la salida con mi amigo, terminé escuchando música.

No me di cuenta de cuando terminé dormida, tan solo desperté gracias al sol que insistía maldoso quemándome la cara, de pronto volví a la realidad, hoy era el gran día del reencuentro.

Revisé mi celular, tenía dos mensajes de texto.

El primero...

"Buenos días dormilona, ayer cuando llegué ya estabas dormida y no quise despertarte, y tampoco quise hacerlo hoy por la mañana, te he dejado dinero en la mesa por si quieres salir o comprar algo para comer, te quiero, espero verte por la noche."

Papá siempre al pendiente, lo extrañaba y las vacaciones afectaban mi ciclo del sueño dándome la impresión de que se oponían a que viera a mi padre. Reí ante la idea tonta en mi mente.

Revisé el segundo mensaje.

"Hola pequeña, oye...sé que quedé en salir contigo hoy pero tuve un percance y no podré verte, espero no te enojes, te quiero"

Bien, por un lado me sentía aliviada pero por otro, quizá si quería verlo y me sentí un poquito decepcionada.

Otro mensaje llegó en ese momento.

"Floja levántate, recuerda que tienes una cita hoy a las tres" Era Lorena.

"Canceló de último momento, así que no hay cita ni nada parecido" Respondí.

"¿Que? No puede ser...¡Yo lo mato!, voy para allá" Ya podía verla enojada, si algo la sacaba de quicio eran las cancelaciones.

No tenía caso responder, mi amiga no tardaría en llegar a casa...ya estando aquí la tranquilizaría, aunque era realista, cuando una idea cruzaba en la mente de Lorena, pocas cosas lograban hacerla cambiar de opinión.

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Gracias por leer, espero puedas dejar un comentario para saber que opinas, que quieres que pase o crees que sucederá...

Espero te haya gustado, nos leemos pronto ^w^

miércoles, 23 de abril de 2014

1.-Rincones


Cada día que pasaba no había momento en el que no pensara en mi madre, despertaba con la esperanza de que todo fuera una pesadilla, una mala jugada del destino, una mentira…pero cuando la razón volvía por completo a mí…me daba cuenta de que ella no estaría a mi lado nunca más.

¡Maldita enfermedad!, ¡La detestaba tanto! El cáncer me había arrebatado al ser que más amaba además de mi padre, tampoco para él había sido sencillo, aún podía oírlo llorar por las noches cuando me creía dormida y eso me lastimaba aún más, verlo tan débil y no poderme desmoronar frente a él como tanto deseaba por miedo a herirlo aún más, debía ser fuerte, o al menos debía intentar serlo.

Mi padre trabajaba prácticamente todo el día a partir de que mamá ya no estaba, lo comprendía pues todo en casa nos recordaba que ya no estaba...la cocina donde ella solía prepararnos deliciosos pasteles, aquella cocina que nos había visto jugar múltiples guerras de harina ahora lucía tan fría y sin vida. 

Ahora papá comía en el trabajo y yo casi no comía y cuando lo hacía era en casa de Lorena mi mejor amiga, así que entre más evitáramos el lugar era mejor para nosotros.

Después le seguía su recámara, sus cosas seguían allí y aunque no lo decíamos, ambos sabíamos perfectamente que no seríamos capaces de mandar la ropa de mi madre a un rincón, al menos no en un largo tiempo. 

Yo podía liberarme de ello en mi habitación pero papá,  bueno para él era distinto...él dormía con ella todas las noches y ahora su ausencia al anochecer y amanecer debía ser duro para él.

Así cada rincón de la casa tenía su esencia, para ser sincera hubiera preferido mudarme pero a la vez era muy cobarde para siquiera considerar la posibilidad de ello, no podría dejar esta casa, jamás la dejaría...realmente estaba muy confundida, solo habían pasado meses desde aquél día.

"Hija, cuida de tu padre...ahora que no podré hacerlo yo, no dejes que se venga abajo, tú eres fuerte, él te necesitará más que nunca, disfruta cada momento a su lado, juntos estarán bien y yo los cuidaré desde donde esté - mamá sonrió y casi me hizo olvidar el porque me decía esto- hija te amo, lamento no poder estar contigo más tiempo,pero jamás olvides que cada día te veré, te cuidaré y me sentiré orgullosa de ti, siempre estaré contigo, te amo Mía"

No noté en el estado en el que estaba hasta que oí entrar a mi padre, gritando preocupado mi nombre una y otra vez, ¡Rayos! odiaba que esto sucediera, pero no podría evitarlo, entraba en crisis emocionales al recordar las últimas palabras de mi madre antes de cerrar los ojos para siempre.

-Mía, tranquila-la voz de papá temblaba aún en su esfuerzo por sonar cálida- sé que no ha sido fácil para ninguno de los dos pero me tienes a mí, te amo y verás que pronto podrás recordar a mamá con una sonrisa y no con lágrimas-me sonrió al mismo tiempo que me abrazaba con mucha más fuerza.

Admiraba mucho a mi padre, sabía que lidiar conmigo nunca había sido fácil pero ahora era mucho menos sencillo con mis cambios de humor repentinos.

-Ya estoy más tranquila papá, gracias-ahora yo lo abracé a él-no tienes por que preocuparte, verás que pronto será como dices tú y no tendrás que lidiar con mis crisis-le dediqué mi mejor sonrisa, sinceramente no sé si me creyó pero me conocía lo suficiente como para saber que insistiría en mi tranquilidad y no me quebraría de nuevo.

-Yo solo quiero que tú estés bien hija-

-Lo sé papá, y lo estoy...solo necesito distraerme, estas vacaciones creo están manteniendo mi mente demasiado desocupada y recién es el primer día sin clases-dije en un débil intento de bromear, cosa que no debí haber hecho por que el resultado me pareció más un lamento.

-¿Quieres ir al parque mañana?, puedo pedir un permiso y pasarla juntos-se ofreció.

No quería negarme a salir con él, hace mucho que no lo hacíamos pero no quise causar problemas en su trabajo así que le propuse pasar un tiempo padre e hija el fin de semana, asegurándole que buscaría que hacer el resto de la semana.

Vimos la televisión un rato después de eso, papá se quedó dormido en el sillón, así que tomé una cobija y lo cubrí con ella al ver que no despertaba y parecía tranquilo en sueños.

No era muy noche, aún no tenía sueño así que decidí dibujar...cosa que no funcionó, así que tan solo cerré los ojos y traté de no pensar.

El tiempo pasó lentamente, el sueño estaba por vencerme cuando mi celular timbró avisándome que me había llegado un mensaje, abrí los ojos, tomé mi celular y me sorprendí que el mensaje no era de Lorena como pensé.

"Pequeña, espero no importunar pero necesitaba que supieras que siempre estaré cuando me necesites, ¿Por qué no me dijiste lo de tu mamá? me hubiera gustado poder haber estado a tu lado en esos momentos, espero no estar hablando de más, solo no olvides que siempre voy a ser tu amigo"


No reconocí el número, pero el mensaje me causó una punzada en el corazón, "Lo de  tu mamá" esas simples palabras causaron un torbellino de recuerdos de aquél día, no quería volver a llorar, no esta noche, así que me enfoque en algo más.

¿Quién había enviado el mensaje? ¿Un amigo? el único amigo que me llamaba "pequeña" era...Leonardo, ¿Podría ser él? Hace mucho que no hablábamos. Decidí responder y salir de dudas.

"Agradezco el mensaje, pero ¿Quién eres?"

No tardó mucho en responder.

"Lamento no haberte dicho que era yo, Leonardo...pensé aún guardabas mi número, me alegra si haya llegado mi mensaje y como dije, cuentas conmigo para lo que sea"

Miré el reloj, ya era tarde y el sueño inesperadamente estaba por vencerme.

"Gracias, ya tendremos tiempo de hablar pero por ahora estoy por quedarme dormida, me despido pero espero poder verte pronto, me dio mucho gusto saber de ti, descansa"

Si bien no quería hablar del tema de mi madre, Leonardo era un buen amigo y solía sentirme a gusto a su lado, quizá salir con él y distraerme, despejaría mi mente.

Mi celular sonó una vez más.

"Cuando quieras, descansa pequeña"

Miré el mensaje pero ya no respondí, en su lugar cerré los ojos y me quedé dormida.


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¡Hola! Gracias por haber leído este primer capítulo de lo que espero sea un proyecto que te guste ^^ 

Espero puedas dejarme tu comentario y/o opinión y no olvides seguirme en mis redes sociales...para quer me conozcas un poco más y puedas estar al pendiente del blog también...bueno un besito y abrazo! :3






lunes, 21 de abril de 2014

Introducción...No se lo digas a él

Perder a una de las personas que más amas en el mundo es una situación a la que muchos se enfrentan o han enfrentado, lidiar con el dolor y el duelo no es cosa fácil, aún junto con las palabras del resto de las personas en un intento de hacerte sentir mejor y levantar el ánimo que tú ya has dado por perdido hace mucho tiempo.

Poco a poco recuperar el orden en tu vida y dejar que el dolor siga pero de una forma no tan dolorosa como lo fue al principio, permitirse sentir de una forma distinta, distraer al corazón con ilusiones de un amor es fácil, lo complicado es saber que la persona que creías ser la indicada es completamente distinta a lo que en realidad pensabas querer.

Sin poder mandar al corazón, las razones ilógicas del amor te hacen aferrarte aún más a lo que sabes que terminará por dañarte pero que afrontas con gusto por que el valor alimentado por la esperanza te hacen continuar intentando lo que sin llamarlo imposible, se vuelve complicado y sin sentido.

¿Pero que sucede cuando sobre el corazón están las circunstancias? ¿Evitarías causarle dolor a la persona que te daño aunque esto se vuelva insoportable para ti? ¿Suena complicado? Lo es, así de ilógico y complicado es el amor, aquél que nos impulsa a ser lo que no imaginamos, llevándonos por distintos caminos en busca de la felicidad.

Esto le sucede a Mía Montez, quien a sus 18 años se ve obligada a afrontar sus propios miedos, descubriendo quien es ella, creciendo en su interior, pero a la vez dejando atrás lo que un día fue y no podrá ser.



jueves, 17 de abril de 2014

5.-SIEMPRE A TU LADO...amor empresarial



Edward volvió a la fiesta y al entrar vió como un tipo no más alto que él acosaba a una chica en un rincón oculto y aparte de la fiesta, no había visto a esa chica antes pero no dudó un solo segundo en ir corriendo para ayudarla con un incontrolable y frenético deseo de protegerla.

-¡Déjala en paz idiota!-gritó Edward interponiéndose entre la chica y el tipo que la acosaba mientras lo empujaba de golpe.

-¡Apártate tú, ella es mía!-gritó el tipo en respuesta quien también trató de empujar a Edward pero no pudo, Edward era fuerte y no se movió ni un centímetro.
Mientras tanto la chica temblaba abrazándose de Edward, el otro chico optó por irse, quería a la chica pero era listo y una pelea en contra de Edward sería una batalla perdida.

-¿Te encuentras bien?-le preguntó Edward a la chica la cual seguía temblando, ella solo asintió con la cabeza.

-¿Quién era ese tipo? ¿Lo conocías?-preguntó Edward angustiado, pero de ella solo negó con la cabeza.

Edward tomó a la chica por la barbilla y la miró a los ojos.
-¿Bella?-preguntó sorprendido al reconocer esos bellos ojos achocolatados que tanto le gustaban.

-Si-respondió ella en un hilo de voz a causa del miedo.
Edward encadenó todo rápidamente, ese tipo le había querido hacer daño a la chica que amaba, una rabia lo invadió y estuvo a punto de salir a perseguirlo si no hubiera sido por Bella que aún temblaba junto a él.

-No lo hagas, no vale la pena, quédate aquí…conmigo-dijo ella con un susurro, Edward la abrazó.

-¿Por qué no viniste conmigo? Hubieras estado segura a mi lado-le recriminó Edward.

-Lo siento, es solo que me decidí algo tarde, llegué a mitad de la fiesta y no te encontré, después ese tipo se me acercó y bueno tu ya conoces el resto-explicó Bella mientras ocultaba su cabeza en el pecho de Edward recordando el terrible suceso.

-Bella ¿Qué nunca me vas a dejar mostrarte cuanto te amo?-dijo Edward tomando desprevenida, la idea de que alguien como Edward la amara la hizo estremecerse.

-Edward…-comenzó Bella.

-No Bella, esta vez el que hablará soy yo, no quiero que vuelvas a decir que no me convienes, tú eres lo que más quiero y no dejaré que nada te suceda, Bella por favor déjame hacerte feliz-le dijo Edward despegándose de ella y obligándola a mirarlo a los ojos.

-Edward…te amo-dijo Bella y Edward no resistió más.

Tomó a Bella en brazos sin dejarla de besar y la llevó fuera de allí, la subió a su auto y la llevó a su departamento no sin llevarse encima las miradas de todos los presentes y los aplausos de los que sabían quienes eran aquella misteriosa pareja.
Llegando al departamento, Edward la llevó a su habitación inmediatamente después de cruzar la puerta y la recostó con delicadeza en la cama.

-¿Estas segura?-le preguntó Edward mientras la miraba con los ojos llenos de pasión.

-Más segura que nunca, te amo y eso es lo único que importa-dijo Bella entre beso y beso de Edward.

Esa noche las dudas quedaron de lado, ya no habìa ninguna barrera que los pudiera separar, tan solo eran dos personas amándose y nada más, ya nada importaba más alá e su amor y felicidad.

-Que linda mañana ¿no crees?-le susurró Edward al oído mientras Bella entreabría los ojos como si no quisiera despertar de aquel precioso sueño que había hecho realidad la noche anterior.

-Bastante, y contigo a mi lado la vida no podría ser más perfecta-respondió ella mientras se giraba hacia él.

-Te amo, me has hecho el hombre más feliz del planeta y no dejaré que te vayas de mi lado, nunca-juró Edward.

-Y yo no te dejaré jamás-dijo Bella en respuesta.




Meses después Bella y Edward se casaron por la iglesia y por lo civil, vaya polémica que causaron pero no les importó, ahora que estaban juntos nada ni nadie los separaría pues se amaban con locura y era como si sus destinos estuvieran diseñados para amar al otro por siempre.

Charlie pronto se recuperó de la enfermedad que lo acongojaba e incluso pudo volver a caminar, gracias a la operación que Carlisle se ofreció a pagarle, los consuegros se llevaban de maravilla y los recién casados estaban felices por ello.

Tiempo después Edward y Bella se mudaron a una pequeña pero bonita casa cerca de la playa, el mundo oficinista no era para Edward, pero desde allí era posible trabajar sin el ajetreo de la cuidad y Bella era feliz en donde sea siempre y cuando Edward estuviera a su lado.

-Sra. Cullen, ¿me podría ayudar con un trabajo?-dijo Edward en tono juguetón, Bella sabía lo que se proponía.

-¿Qué clase de trabajo?-preguntó coqueta.

-Digamos que voy a firmar el contrato más importante de mi vida-

-En ese caso creo que tenemos una enorme tarea que cumplir ¿no cree joven Edward?-

-Vaya que sí-dijo él tomándola en brazos en dirección al mar…
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Alo0!! O debería decir ¿bye? O mas bien ¡que vergüenza! Ajjajajaja bueno ya está! Lo publiqué XD no sean crueles, hice mi mejor intento, espero les haya gustado el final, por fin le di FIN a algo jajajaja gracias por el apoyo que me han dado, y bueno creo que ya hable mucho así que los dejo y los invito a no dejar de visitar el blog, atte. JessiYoce.

4.-ALEJAMIENTO...amor empresarial.



Después de aquél día el tuteo se acabó, Bella volvía a dirigirse a él como si Edward tuviera 50 años y lo trataba de mirar como si no representara nada para ella, mientras tanto Edward buscaba la forma de conquistarla pero en cuanto trataba de abordar el tema ella respondía con “Joven Edward recuerde mis palabras, no le convengo” y se iba sin darle la oportunidad de hablar siquiera.

Eso era una tortura para ambos, Bella no había besado a nadie en su vida y Edward la había hecho sentir tan deseable en menos de dos días; ella no se imaginaba un futuro sin él, y Edward…bueno él se moría por tenerla en sus brazos, la forma en que ella se había dejado llevar aunque haya sido por unos segundos le había demostrado la fascinante forma de amar que ella trataba de ocultar.

Además verse todos los días no ayudaba mucho a la situación, por más que Bella quisiera estar con él, sabía que no era correcto, ella era una chica pobre y con un padre enfermo viviendo en un barrio de no muy buena fama mientras que él era hijo de una familia súper millonaria, de una excelente clase social y educación impecable, ella siempre tenía en mente que no le convenía a Edward sin saber que justo ella era lo que él quería para su vida.

-Bella no puedes seguir así, él se muere por ti, he visto como las chicas se lanzan a él pero sin embargo nunca había mostrado interés en ninguna y mucho menos el interés que ahora muestra hacia ti-le dijo Ángela un día que les había tocado organizar una fiesta juntas para celebrar que la empresa había pasado por su mejor racha, para ese entonces Ángela ya había regresado al trabajo después de recuperarse de la terrible influenza que la había enfermado.

-Ángela, tu más que nadie sabe que lo nuestro no puede ser-

-Pero Bella tú eres la única que ve esa clase de impedimentos, él te ama, tú lo amas, ¿Qué es lo que estás esperando? ¿Qué algún día se case con alguien que no seas tú?-le recriminó Ángela haciendo que el corazón de Bella se oprimiera ante la idea de verlo con alguien más.

-Obvio que no quiero eso pero tengo miedo de que algún día vea que no soy lo que realmente quiere y me deje-reconoció Bella, Ángela solo suspiró, Bella era terca y se había encasillado tanto en esa idea que decidió no tratarla de cambiar ni un día más.

La fiesta sería dentro de unos cuantos días, la fiesta sería de antifaces basada en aquella época de vestidos con corsé ceñidos al cuerpo, faldas con crinolina y trajes elegantes para los caballeros; Edward le había pedido a Bella a ir con él como su pareja pero ella se había negado como siempre, por ello Edward le pidió que si no iba como invitada, tampoco fuera como empleada, Bella aceptó sus condiciones.

La prensa no dejaba de hablar acerca de la ya famosa fiesta que ofrecería la familia más codiciada de la ciudad, y como último intento de abrir los ojos de su amiga Ángela sorprendió a Bella con un precioso vestido azul como salido de las películas antiguas, con holanes en el escote, el corsé ceñido a la cintura, y la caída del vestido era en capas, era precioso, sin decirse del antifaz que lo acompañaba lleno de lentejuelas y brillantes, tan elegante como los guantes que estaban incluidos en el juego.

-¿Qué es esto?-exclamó al ver el vestido y su amiga fuera de su casa.

-Es un vestido-respondió Ángela como si nada.

-Eso lo se, me refiero a por que lo trajiste y de donde lo sacaste-dijo Bella con recelo, claramente le había dicho que no iría a la dichosa fiesta.

-La hermana de Edward me lo dio-

-¿Alice?-

-Si, ella también sabe del amor que le tienes a su hermano y el que tú le tienes a él, me dijo que te lo trajera y me dijo que vinieras o más bien exigió definiría mejor la forma en que lo expresó, además Bella tienes que ir, no puedes dejar pasar más tiempo-le dijo Ángela suplicante.

-Pero…-

-Pero nada así como dices tú, Bella ya déjate de caprichos y suposiciones tontas, déjalo mostrarte cuanto te ama-hizo una pausa-quizá no debería decírtelo pero lo haré, Edward me ha dicho que lo apoye para convencerte de lo mucho que le importas, no sabes cuantas veces me ha dicho que no ha podido olvidar el beso que te dio, Bella perdóname pero si no vas por las buenas irás por las malas-dijo Ángela fingiendo molestia.

Después de eso Bella no se pudo negar, si Edward se estaba tomando esa clase de molestias por ella, aún cuando podría estar con cualquier súper modelo, quizá muy en el fondo supo que de verdad él sentía algo por ella.

Bella se veía preciosa con su vestido, Ángela le peinó el cabello con dos peinetas de plata y le onduló el cabello en suaves rizos, el vestido le quedó como guante y el antifaz junto con los guantes terminaron de ocultarla tras un bello y lindo disfraz.

-Relájate Edward-le decía Alice para tranquilizarlo-¿la quieres de verdad cierto?-le cuestionó su hermana mientras le ajustaba el traje.

-No sabes cuanto-se pasó los dedos entre su despeinado cabello- desde el primer día y al pasar los meses me fui enamorando más de ella, pero Bella piensa que lo nuestro no puede ser, piensa que es menos por no tener dinero como las otras, pero para mí lo es todo, ella tiene lo que otras no, pero al parecer no lo ve-dijo Edward con tono nostálgico.

-No te preocupes pronto se dará cuenta, pero por ahora debemos ir a la fiesta de papá-dijo Alice cambiando rápidamente de tema, sonriendo como si nada tan despreocupada como siempre.

Edward llegó a la fiesta con un elegante traje color negro, camisa blanca y un elegante antifaz negro, se veía como nunca, al llegar varias chicas quisieron bailar con él pero Edward solo deseaba bailar con una sola persona, él deseaba bailar con Bella.

Bella llegó a media fiesta, todos los caballeros voltearon a verla, por desgracia Edward no estaba ahí, él había ido a tomar un respiro fuera del salón.

Bella fue muy solicitada por los chicos presentes, y ella cortésmente bailó con ellos en un intento de ser educada, pero ninguno era Edward, aún detrás de esos antifaces ella podría reconocer aquel par de ojos verdes capaz de hacerla hiperventilar, un par de ojos que no estaban ahí.
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Alo0!! Bueno con este cuarto capítulo nos acercamos más al final del minific, y espero que con 5.-SIEMPRE A TU LADO el capítulo final, le haya dado un buen termino a esta pequeña trama, así que continúen leyendo si quieren saber que pasó con Edward y Bella.

3.-CONFIANZA....amor empresarial



3.-CONFIANZA
El reloj marcaba ya las 6, era hora de irse a casa, Bella había esperado a que Ángela pudiera salir, se irían juntas al departamento de esta para las mudas de ropa.
-Bonito departamento, es tan acogedor-dijo Bella impresionada por el calor de hogar que emanaba el lugar aunque fuera solo Ángela quien viviera allí.

-Gracias, ven aquí es mi habitación-dijo Ángela jalándola por el brazo hasta llegar a una habitación de decoración moderna y femenina.

-Mira este vestido, pruébatelo-dijo Ángela mientras no le lanzaba uno sino como diez vestidos sencillos pero lindos, perfectos para trabajar, unos pantalones de vestir negros y diferentes sacos modernos en colores serios pero lo bastantes femeninos para lucir bien.

Después de probarse prácticamente todo, Bella terminó con tres pantalones de vestir negros, cinco blusas tres blancas y dos azules, tres sacos uno negro, otro blanco y otro gris, dos faldas una negra y otra azul cielo, y tres vestidos de colores pastel, además de un par de zapatos negros, unas zapatillas blancas y unas balerinas plateadas.

-No Ángela, es demasiado, no puedo y no lo haré-dijo Bella aterrada al ver la cantidad de ropa que su nueva amiga estaba dispuesta a prestarle.

-Vamos Bella, mira primero me quedo todavía con ropa de sobra, segundo, la ropa es prestada solo si tu quieres, si te sientes tan culpable devuélvemela solo cuando de verdad no la necesites, y tercero, ¿recuerdas a Alice? Ella es la diseñadora oficial de la empresa, casi siempre me regala ropa por ayudarla en probar sus diseños, así que tranquila que no me verás llegar desnuda a la oficina-dijo Ángela entre carcajadas.

-Gracias Ángela, no sabes cuanto te lo agradezco-dijo Bella mientras la abrazaba.

Ya eran las nueve cuando Bella volvió a casa, Charlie veía un partido de béisbol en su maltratada tele, una sonrisa se dibujó en su rostro cuando vio a su hija llegar y entrar por la puerta.

-¿Cómo te fue cielo?-preguntó Charlie desde su silla.

-Muy bien papá, mira una nueva amiga se ofreció a prestarme ropa para ir al trabajo hasta que yo me pueda comprar algo por mi propia cuenta-dijo Bella mientras le mostraba la ropa que Ángela le había prestado, le modelaba cada ropa por encima, su padre sonrió y le pidió que le agradeciera de su parte el gesto que había tenido con ella.

-¿Necesitas algo antes de que me vaya papá?, estoy cansada y quiero irme a dormir, mañana será un día largo-dijo Bella mientras acomodaba la ropa.

-No te preocupes hija, se cuidarme solo-tosió muy fuerte-estaré enfermo pero este viejo resiste.

-Hay papá, te quiero-Bella besó la frente de Charlie-no te duermas tarde.

Edward estaba en su oficina sentado tras su escritorio con un traje negro, guapísimo hasta lo imposible, Bella entró a su oficina y en cuanto la vió él la tomó en brazos y comenzó a besarla...

De nuevo Bella se despertó agitada en medio de la noche, ella quería seguir besando a Edward pero el sueño se fue tan pronto como había llegado.

Bella tomó su sábana y volvió a tratar de dormir, pensando en Edward logró conciliar el sueño sin más que simples colores en su mente.

De nuevo era hora para prepararse, esta vez se dejó el cabello suelto, se puso uno de los pantalones negros, una blusa blanca de algodón y un saco gris, se veía bastante bien.

Esta vez le dejó el desayuno preparado a Charlie, un par de huevos y unas cuantas tiras de tocino, eso era lo último que quedaba además de solo sopa y pan.

De nuevo llegó muy a tiempo al trabajo, pero vaya fue la sorpresa al ver que Ángela todavía no había llegado y el único allí era aquél con quien era demasiado peligroso pasar tiempo a solas, allí frente a ella estaba Edward Cullen.

-Buenos Días joven Edward-saludó Bella al ver que él ya estaba enterado de su presencia.

-Buenos días Isabella-la miró de arriba abajo-si me permites decirlo te ves muy bien-la halagó él, ella se ruborizó, Edward no resistió y se acercó.

-Gracias-respondió ella dando un paso atrás cuando el lo dio hacia delante.

Edward estuvo a punto de acomodar el mechón de cabello que estaba suelto rozando la mejilla de la chica, pero al ver que ella mantenía la distancia se resistió, se dio cuenta que Bella tenía miedo pero no sabía si era de él o de la situación, aún así no se daría por vencido.

-Ángela llamó diciendo que no vendría a trabajar dijo que se había enfermado y me pidió unos días para descansar-Edward se encogió de hombros-ella ha sido muy fiel al trabajo así que solo espero que se mejore.

-Oh no, espero de todo de corazón que se mejore-dijo Bella para sí, pero Edward alcanzó a escucharla.

-Yo también y el resto de mi familia, he mandado a que le envíen unas flores para que se recupere pronto-explicó Edward.

Después de eso hubo un silencio molesto, bueno no era molesto si no mas bien nervioso, Edward imponía a cualquiera y Bella seguía con la misma sensación del día anterior.

-Isabella, parece como si temieras que te fuera a asesinar-

“Mas bien tengo miedo que me hagas caer en tentación” pensó ella pero no lo dijo, es más ni siquiera estaba segura que él le pudiera corresponder a sus instintos.

-Mira apenas son las siete y los demás llegarán a las ocho y media, será mejor que preparemos las cosas para la junta, tenemos que revisar las estadísticas de las ventas de la últimas semanas y ordenar el papeleo de la venta en exportación a México-dijo él tan profesional que de nuevo sonó viejo.

-Si, no se preocupe yo me encargaré de todo-respondió Bella, quizá no había tenido demasiados estudios pero no era idiota, sabría arreglárselas.

-Isabella no soy un inútil, me prepararon para arreglármelas solo, y llámame Edward, deja las formalidades para mi padre-dijo él sonriendo, y a Bella le dio un vuelco al corazón.

-Esta bien jo…-al ver que Edward levantaba una ceja interrogante corrigió-Edward, bueno en ese caso que el tuteo sea mutuo, llámame Bella-dijo ella estrechando su mano hacía él, era un gesto tonto dado a que se tuteaban pero ella se moría de ganas por tocarlo y por el momento esa era la única forma de hacerlo, ese simple gesto hizo que ella se estremeciera y que él volviera a sonreír, cuando lo hacía la vejez lo abandonaba.

Edward se decidió por no mantener más las formalidades, Bella sería de él, no importaba nada más pues el aire de inocencia y femineidad que rodeaba a Bella lo había cautivado en todos los sentidos, él quería conocer que había más allá de aquél tierno rostro.

Bella comenzó con el papeleo y Edward se sentó detrás de su escritorio a capturar unos datos en la computadora, Bella simplemente no le podía quitar los ojos de encima, se veía tan sexy concentrado de esa manera en su trabajo, tan profesional que reprimió esas ganas de besarlo y trató de concentrarse de nuevo en su trabajo.

Mientras tanto Edward la miraba discretamente despegando sus ojos del monitor, la veía acomodando todos esos papeles y quedaba cada vez más cautivado.

-Bella…-comenzó a decir Edward cuando Bella volteó aventando todos los papeles por el aire.

-¡Ayyyy!-gritó Bella en cuanto oyó la voz de Edward a sus espaldas.

-Tranquila, solo quería saber si necesitabas ayuda, no quería asustarte-
-No fue tu culpa, es solo que estoy un poco nerviosa-dijo Bella lanzándose al suelo a levantar todo el desastre de papeles que habían quedado regados por todo el suelo de la oficina de Edward.

-No tienes por que estarlo-le dijo él con voz suave e irremediablemente seductora mientras también se agachaba a ayudarla quedando en frente y a poco centímetros del rostro femenino.

-Ahora estoy más nerviosa-dijo ella en voz alta, como si sus pensamientos hubieran salido por sus labios sin querer.

-¿Yo te pongo nerviosa?-preguntó él oliendo una victoria fácil, no era su intención aprovecharse de Bella pero ella despertaba en él un incontrolable sentir entre el deseo y amor, jamás le haría daño, primero que eso preferiría quedar en banca rota.

-Bueno...-ella titubeo-y si digo que sí ¿me quedaría sin trabajo?-preguntó ella con una sonrisa nerviosa, estaba deslumbrada con la belleza del rostro de Edward preguntándose por que no pudo haber nacido en su mundo, así quizá podría ser digna de él.

-Solo por que yo te guste no significa que te despediré-respondió él acercándose más a ella.

-No se a que te refieres-dijo ella esforzándose al máximo para mantener su mente despejada pero con tal cercanía lo único que cruzaba por su mente eran esos labios que morían por besarla.

-Veo como reacciona tu cuerpo y como se acelera tu pulso cuando me acerco a ti, no es que solo llevemos un día de conocernos pero la verdad deberías disimularlo un poco más-Edward mostró una de sus sonrisas torcidas dejando entre ver sus dientes perfectos-así no hubieras puesto mi mundo de cabeza tan rápido-dijo él rozando sus labios con los de ella, Bella soltó un suspiro, él tenía razón ¿Por qué disimularlo más tiempo?

-Esto no está bien-dijo la chica con los ojos cerrados, saboreando el delicioso aliento de Edward.

-Lo siento-dijo él y comenzó a alejarse, pero algo inesperado sucedió.
Bella soltó los papeles que tenía en manos y se colgó del cuello de Edward, atrayéndolo hacia ella y pegando sus labios a los de él, fue tanta la fuerza del agarre que él terminó sobre ella y dejándose vencer por sus instintos comenzó a besarla de verdad.

-No-dijo ella con la voz entrecortada, y empujándolo para no tenerlo encima de ella.

-¿Por qué? Has disfrutado tanto de esto como yo-preguntó el confundido y triste, él la deseaba con toda el alma, ahora que había probado su sabor sabía que nunca sería capaz de dejarla ir.

-Es que no es correcto, tu eres mi jefe, yo tu secretaría y eso si dejamos de lado que no soy la clase de chica para ti-explicó Bella quien terminaba de recoger los papeles tirados.

-Bella…-empezó él pero ella no lo dejó continuar.

-Pero nada, nosotros no podemos relacionarnos de ninguna forma que no sea solamente profesional, hay demasiadas cosas de por medio, lo siento pero esto no volverá a pasar-dijo Bella y esa fue la última vez que se habló del tema.
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Alo0!! Bueno espero les haya gustado este tercer cap, se que no soy buena con eso de la seducción pero valoren mi esfuerzo jajaja, espero que lo hayan disfrutado =) sigan con 4.-ALEJAMIENTO atte JessiYoce

2.-ATRACCIÓN....amor empresarial


El ritmo normal en la oficina iba tomando forma, eran ya eran las 8 de la mañana cuando el dueño llegó.

-Buenos días Sr. y Sra. Cullen-saludó Ángela en tono casi adorador, como si Carlisle y Esme fueran sus héroes, bueno quizá lo fueran, al menos para ella.

-Buenos días querida, parece que tenemos nuevas visitas-respondió la mujer que estaba al lado de Carlisle quien solo asintió antes de despedirse de beso de su esposa y dirigirse a su oficina.

-Si señora, ella es Isabella Swan la nueva secretaría del joven Edward-respondió Ángela mientras que Bella se ponía de pie y estiraba la mano para saludar.

-Mucho gusto, soy Isabella y primero que nada quisiera agradecer la oportunidad-dijo Bella mientras que Esme estrechaba su mano amablemente.

-Denada chiquilla, no tienes nada que agradecer, solo espero que te acostumbres a Edward, él es un poco difícil-respondió la dulce Esme, con un poco de pena detrás de su sonrisa, Bella supo que quizá no todos los Cullen serían tan amables como los padres.

Frente a la recepción había un elevador por el cual habían entrado Carlisle y Esme y también por allí entraron los demás miembros de la familia, Jasper y Alice entraron tomados de la mano, Ella siempre sonreía, Jasper también lo hacía pero solo por que veía que su esposa feliz, ambos eran muy amables y también recibieron alegremente a Bella quien se relajó un poco más, la pequeña Alice le había impregnado mucha confianza tal y como había hecho Ángela más en la mañana.

Alice le avisó a Ángela que Emmett y Rosalie se habían ido a unas de esas vacaciones repentinas y que no vendrían en dos semanas, la recepcionista tomó nota para que por esas dos semanas el trabajo se repartiera entre el resto de la familia.

Bella estaba aburrida, ya eran las nueve y no había hecho nada aparte de mirar a Ángela hacer su trabajo de papeleo y llamadas entrando y saliendo, pues para quien iba a trabajar no llegaba, pero al menos ya sabía una característica de su jefe, él no era puntual.

Ángela le platicó a Bella sobre su vida de soltera viviendo en un departamento pequeño pero bonito dentro del corazón de la ciudad, de cómo había llegado a esa empresa y también acerca de las funciones para las que había sido contratada, ella recordó todo para no cometer ni un error.

También la invitó a su departamento esa tarde pues necesitaría ropa para los siguientes 15 días, Bella no aceptó muy convencida, su padre estaba enfermo y no quería dejarlo solo, pero necesitaba también de esa ropa, aceptó.

Bella también platicó sobre su vida con Ángela, a rasgos muy generales le contó sobre como su madre había muerto en el mismo asalto en el que dejaron inválido a su papá, de su vida sin trabajo muy fijo y de mal salario, y de que había tenido que hacer con tal de lograr el empleo.

Las dos se sintieron muy a gusto una con la otra, la platica era fluida y sin la mayor complicación, era como si se conocieran de años, sin duda ya se habían vuelto amigas.

-La verdad yo prefiero el café americano, me despierta por las mañanas-decía Ángela cuando de repente el timbre del elevador sonó anunciando que estaba próximo a abrirse, pero lo ignoraron.

-Yo prefiero el descafeinado, no tolero mucho la cafeína-admitió Bella encogiendo los hombros.

-Señoritas, me parece que ninguna de las dos esta cumpliendo con sus deberes-dijo una voz muy varonil y llena de un no se que muy atrayente.

Los ojos de Ángela y Bella se postraron rápidamente sobre aquél hombre perfecto, sus ojos verdes derretirían a cualquiera, su cabello color bronce alborotado por el aire era algo demasiado sexy para poderlo pasar por alto y sus labios, bueno eran una invitación a besarlo sin remedio.

-Lo sentimos joven Edward, es solo que entre las dos hemos acabado y esta ha sido una mañana muy tranquila-se excusó Ángela salvándolas a ambas.

-No se preocupe Ángela, pero que no sea muy seguido si no que clase de empresa seríamos ¿no cree?-dijo Edward con una sonrisa torcida, el corazón de Bella comenzó a latir más rápido.

-¿Quién es ella?-preguntó Edward señalando a Bella quien estaba como una hoja cuando él la miró.

-Permítame presentarme a mi misma, soy Isabella Swan su nueva secretaría según me parece-dijo Bella aparentando seguridad, aunque por dentro el estómago se le había caído a los pies.

-Mucho gusto, espero que sea una chica rápida-al ver que Bella dio un respingo ante sus palabras corrigió-me refería a que sea ágil con el papeleo y esas cosas, no piense mal por favor-pidió Edward entre risas, Bella se sonrojó ante sus propios pensamientos, pero hubo algo que no le gustó, la forma en la que él hablaba, su voz era encantadora pero la manera de expresarse lo hacía ver mayor de lo que en realidad era.

-Me instalaré en mi oficina, venga en 10 minutos y le explicaré lo que tiene que hacer-dijo Edward mientras se marchaba por el lujoso pasillo hasta llegar a una puerta a su derecha y entrar a ella.

Edward aventó su elegante portafolio sobre el sofá de cuero negro que había a uno de los lados de su oficina, Alice su hermana lo había decorado y sabía lo que le gustaba.

Por la mente de Edward solo rondaba la imagen de Isabella, le había parecido tan atractiva así como era sin todo ese rollo del maquillaje ni peinado.

Edward no debía pensar así de la que sería su secretaria, se moría de ganas de besarla en ese momento, pero era hombre de familia y no podía permitirse dejarse llevar por sus impulsos.

La única razón por la cual le había pedido esos diez minutos a Isabella era para poder controlarse, si no lo hacía no hubiera tardado en seducir a Isabella, no había chica que no cayera a sus pies pero el no se había fijado nunca en ninguna y justo ahora le pasaba esto.

Edward ni siquiera había mirado el reloj cuando unos toques a la puerta lo sacaron de su pequeña fantasía.

-Adelante-dijo el con voz solemne.

-Con permiso-dijo Bella antes de entrar por la puerta.

-¿Ya pasaron los diez minutos?-preguntó él esperando que la respuesta fuera “no” para que le pudiera decir que se esperara el tiempo faltante y saliera de allí antes de que su autocontrol flaqueara.

-Si, son exactos diez minutos tal y como pidió-respondió ella hablándole de usted, para Edward fue un alivio pues eso ayudaba a mantener la distancia.

-Mmm.....-ronroneó él –bueno tome asiento-dijo Edward mientras el se dirigía a su propia silla de oficina, la oficina era una replica a la de su padre, a excepción del ventanal, aquí era solo una pared más.

Bella no estaba por nada menos nerviosa, su cuerpo estaba reaccionando de forma traicionera y tenía razones de sobra para preocuparse, sin querer se inclinó sobre el escritorio en dirección a Edward sin poderle quitar la mirada de encima, en cuanto se dio cuenta de la manera en que su cuerpo se inclinaba se sentó derecha rápidamente, al parecer Edward no notó la pequeña maniobra de Bella.

“El es mi jefe nada más” se repetía ella una y otra vez para sus adentros tantas veces que apenas y escuchó las instrucciones que salían de los gruesos labios de Edward.

En cuanto él terminó de decirle sus funciones, ella asintió con nerviosismo, le iba a ser difícil convivir y estar tan cerca de él sin evitar desearlo, ella era muy tranquila pero la fuerza y varonilidad que emanaba Edward era muy difícil de resistir.

-Eso es todo Isabella, por favor ve con mi padre y dile que saldré, que volveré mañana para mi jornada completa

-Claro-ella dudó para preguntar-disculpe… ¿Qué haré yo si usted se va?
Edward soltó una risa nerviosa.

-Haga lo que tenga que hacer, le doy lo que queda del día libre-
Ella se mordió el labio nerviosa.

-No se preocupe no tendrá ningún problema, y también se le pagará el día completo-dijo Edward para tranquilizarla, lo que no sabía era que la pregunta de Bella era con otra intención, oculta pero allí estaba, ¿Qué haría ella ahí si el no estaba ahí para poderlo admirar?

Edward tomó su portafolio y salió de la oficina, Bella se quedó allí parada un poco de tiempo más, ahora lo vería hasta mañana, quizá fuera demasiado pronto para encapricharse con alguien pero ella no creía que ninguna chica fuera capaz de no caer en aquel encanto que parecía haber nacido junto con él.

Bella se dirigió a la oficina del ventanal y llamó a la puerta
, El Sr. Carlisle la hizo pasar y tras recibir el recado de su hijo movió la cabeza en señal de desacuerdo pero al igual que Edward la tranquilizó asegurándole que el problema no era con ella si no con Edward.

Bella volvió junto con Ángela quien estaba atendiendo una de las muchas llamadas en espera.

-Industrias Cullen buenas tardes ¿en que puedo servirle?-preguntó Ángela mientras que con la mano saludaba a Bella.

Ella mientras tanto esperó pacientemente hasta que Ángela cortó la llamada.

-¿Qué pasa Bella? Tienes una cara de perro regañado.

-No, es solo que Edward se fue-Bella no pudo evitar tutearlo aunque fuera con Ángela-me dio el día libre y ahora no tengo nada que hacer, además siento que no le caí muy bien a Edward-explicó Bella con un tanto de nostalgia.

-¿Por qué lo dices? ¿Te trató mal?-preguntó Ángela preocupada.

-No, él fue…amable, pero todo el tiempo estuvo tenso como si no se sintiera cómodo conmigo-admitió ella.

-Que extraño, él solo reacciona de esa forma cuando está nervioso-dijo Ángela tratando de atar cabos.

-¿Nervioso?-preguntó Bella pero no hubo tiempo para más charla, el teléfono volvió a sonar.

-Industrias Cullen buenas tardes ¿en que puedo servirle?-
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Alo0!! Bueno espero que les haya gustado este cap, ya empiezan las atracciones, XD jijiji bueno, espero que les vaya atrayendo la trama =) no olviden seguir esta historia con 3.-CONFIANZA atte. JessiYoce

1.-CONTRATO...amor empresarial


Isabella Swan había logrado conseguir un empleo en la gran empresa de la reconocida Familia Cullen, por fin ella y su padre tendrían un buen soporte económico; su padre Charlie había resultado herido de gravedad durante un asalto a un banco y desde allí él no había vuelto a caminar, Bella-como la conocían todos- se había tenido que hacer cargo de todos los gastos de la casa, pero no había logrado hacer mucho con su pequeño sueldo de mesera en un pobre restaurante de su barrio que solo alcanzaba para tener un plato de sopa en la mesa.

Bella había hecho demasiados sacrificios para lograr ese puesto tan anhelado que había estado esperando durante meses, había sacrificado la última joya que le quedaba pues el resto lo había usado para mantenerse durante un tiempo, ahora era tiempo del que el collar que su abuela Marie le había heredado fuera vendido para tener el dinero suficiente y poder comprarse un buen traje para su entrevista de trabajo, un sacrificio que sin embargo a pesar de ser doloroso, tuvo su recompensa, ella logró obtener el tan ansiado trabajo.

-¡Papá! ¡Me han contratado!-exclamaba Bella con impresionante alegría-¡Lo logramos!

-Bella…-la tos de Charlie empeoraba cada día-lo has logrado tú sola, no me des crédito por algo que yo no he hecho, te felicito te lo mereces hija-dijo Charlie con una sonrisa llena de arruguitas, él estaba orgulloso de Bella y ella se sentía feliz de saberlo.

-Gracias papá, estoy tan emocionada, aún no lo puedo creer que lo haya logrado después de tanto tiempo-

-Lo se Bella, se que lo harás más allá de lo excelente, se que comenzarás como secretaria pero terminarás en algo más importante-hizo una pausa para toser-lo presiento.

-Valoro mucho tu fe en mi papá, pero por ahora lo único que quiero es poder hacer bien mi papel, se que seré secretaria pero no se de quien-Bella tomó una revista de negocios que estaba sobre la humilde mesa de madera que tenía en frente y le mostró una de las fotografías a Charlie-estos son los Cullen, la familia para la que trabajaré.

-Todos se ven muy bien y felices-reconoció Charlie mientras observaba la foto.

-Si, todos están casados excepto este-Bella señaló al más joven de cabello cobrizo-es muy probable que él sea mi jefe, recién entró a la empresa y quizá sea quien necesitaba una secretaría.

-Quizá si, quizá no pero de cualquier manera tú échale muchas ganas-la animó su papá, mientra que Bella observaba la foto con más atención, ella se preguntaba como sería conocer a los multimillonarios Cullen, como sería trabajar con ellos, y como una simple chica como ella dentro de poco estaría envuelta en aquél mundo.

Ya eran las doce de la noche y Bella aún no lograba conciliar el sueño a pesar de que al día siguiente se presentaría oficialmente para comenzar a trabajar, ella había lavado y planchado su único traje presentable que tenía para usarlo mañana pero estaba preocupada, no tenía más ropa formal y no le pagarían hasta dentro de quince días, Bella no sabía que hacer y eso no la dejaba dormir pero con un gran esfuerzo lo hizo, si no descansaba se quedaría dormida y no llegaría a tiempo o peor, unas ojeras terribles se marcarían en su rostro y la correrían de inmediato en cuanto vieran un zombi entrando por la puerta.

Bella estaba de pie frente a un espejo, pero ella no era ella, ahora tenía los ojos brillantes y abiertos, los labios hinchados dibujando una sonrisa maliciosa y con el cabello alborotado, su expresión era fiera como si estuviera dispuesta a todo con tal de conseguir lo que quiera; de repente a su lado había una sombra masculina bastante atrayente, la sombra se acercó a ella pero la sombra seguía siendo eso, una simple sombra que cuando estaba a punto de salir a la luz desapareció.

-¡No!-gritó Bella mientras saltaba exaltada desde su cama, corrió al único espejo de su casa y se miró preocupada, pero no había ningún cambio, ella seguía como siempre con su cabello normal, con sus ojos somnolientos, sus labios pálidos y una expresión de mera confusión.

Cuando estuvo totalmente segura de que no era más que un sueño volvió a la cama, eran las cinco y media de la mañana y su turno comenzaba a las 7, si su casa quedaba a una hora de distancia, entonces tan solo tenía media hora para arreglarse y salir.
Bella era una chica linda, no necesitaba de una sola gota de maquillaje para lucir bien, recogió su cabello en una coqueta coleta y se vistió con su traje de saco y falda color azul fuerte para ir a la oficina.

Charlie aún dormía así que Bella decidió dejarle una nota “Papá me tuve que ir, hoy es mi primer día de trabajo, deséame suerte atte. B.” dejando la nota sobre la cama de Charlie, la chica salió de su casa en camino al emporio Cullen.

-Buenos días, soy Isabella Swan la nueva secretaria-dijo Bella dirigiéndose a la guapa señorita que atendía en la recepción, ella no pareció hacerle caso.
-¿Hola?-preguntó Bella confundida agitando su mano frente al rostro de la recepcionista quien miraba hacia abajo, después de unos segundos la señorita se quitó los audífonos que traía puestos ocultos bajo su denso cabello negro.

-¡Oh! Perdona, no te había escuchado, me llamo Ángela y tú eres Isabella ¿o me equivoco?-preguntó con una sonrisa.

-Si, si soy, ¿Cómo lo sabe?-

-Fui la misma que te hizo la entrevista hace una semana, no eres difícil de olvidar y además traes el mismo traje que aquél día-explicó Ángela , Bella se moría de la pena, si ella había notado la falta de guardarropa, todos lo harían.

-¡Lo siento! No quise hacerte sentir mal, fue solo que…- Ángela también estaba apenada sin saber que decir-…lo siento Isabella-dijo al fin.

-No se preocupe, es solo que no tengo nada más que ponerme, este es mi primer trabajo con sueldo decente, no he podido comprarme más trajes además del que traigo puesto-admitió Bella mirando hacia el suelo lamentándose su desfortunio.

-Tranquila, bueno es verdad que no puedes venir con la misma ropa hasta que recibas tu primer sueldo pero si quieres te puedo prestar ropa, pareces de la misma que yo más o menos creo-Ángela sonrió-bueno si tu quieres.

Bella no creía lo que escuchaba, Ángela llevaba cinco minutos de conocerla y ya le había ofrecido ayuda.

-¡Gracias!-dijo Bella con fervor-¿esta segura?-dijo ya con menos entusiasmo.

-Es en serio, aunque no lo creas yo llegué aquí bajo las mismas circunstancias de tu; en ese entonces nadie me tendió la mano para ayudarme, si no hubiera sido por los Cullen no se donde estaría yo-la historia de Ángela llenó de esperanzas a Bella, algún día estaría mejor y podría apoyar aún más a Charlie.

-Gracias, y me alegró que haya tenido un final feliz, supongo que su trabajo es bastante cómodo-dijo Bella.

-Lo es, y me encanta trabajar para el Sr. Carlisle Cullen, él y toda su familia son muy buenas personas, te caerán muy bien-Ángela se puso de pie tomando un puñado de papeles de oficina-además háblame de tú, me haces sentir vieja-se rió.

-Gracias Ángela, llámame Bella-dijo la chica mientras ayudaba a su nueva amiga con todo ese ajetreo de papel.

Ángela y Bella dejaron las dos pilas de papeles en una oficina muy lujosa, con un gran escritorio negro, paredes blancas, muchos accesorios propios de una oficina, tras el escritorio estaba un gran sillón de piel negro haciendo juego con todo lo demás y bajo sus pies estaba el brillante piso decorado con azulejos de un blanco impecable muy adecuado para el estilo oficinista de aquella habitación, pero lo que más impresionaba era el enorme ventanal que daba vista a la gran ciudad.

-Muy lindo ¿verdad?-le preguntó Ángela al ver que Bella no se movía del ventanal.

-Es que…todo es tan perfecto, se parece a las películas de agentes secretos-dijo Bella riéndose de su propia comparación.

-Quizá no es correcto que lo diga pero espérate a ver a todos los chicos Cullen incluyendo al Sr. Carlisle son guapísimos, lo malo es que ya están casados-dijo Ángela como resignada.

-¿Todos?-preguntó Bella al recordar aquél chico castaño de la revista que respondía al nombre de Edward Cullen.

-Bueno, el Sr. Carlisle está casado con Esme, Emmett con Rosalie , Jasper con Alice y el único que está soltero es Edward, tienes suerte hoy es su primer día oficial en la empresa de su padre y tú serás su secretaria-dijo Ángela emocionada, pero al contrario de ella Bella estaba totalmente aterrada, ¿Cómo sería ese tal Edward?.
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Alo0!! Bueno este es el primer capítulo del minific de “Amor empresarial”,espero que les guste, el minific ya está terminado así que si les gustó el inicio pueden seguir leyendo con
2.-ATRACCIÓN el siguiente capítulo, atte. JessiYoce

miércoles, 16 de abril de 2014

5.-PROMESA CUMPLIDA...jaula de oro


Emmett condujo hasta que finalmente llegó encontrándose con el progenitor de su amada.

-¿Usted es el señor Hale?-preguntó Emmett a Carlisle guiándose por el parentesco, pero queriéndose asegurar.

-¿Tu eres Emmett Swan?-preguntó el padre de Rose.

-Si, soy yo, mucho gusto-el chico le extendió la mano, Carlisle se la tomó.

-Rosalie te está esperando, su habitación está en el tercer piso es la 103-le explicó Esme quien hasta ahora intervino, Emmett agradeció y subió con prisa pero con calma, después de todo era un hospital.

Emmett tenía seguridad en sí mismo, pero sabía lo mucho que le afectaba Rosalie así que temía de lo que pudiera encontrarse al abrir la puerta frente a él.

Aún así la abrió y pudo ver a Rosalie, mirando hacia la puerta.

-Llegaste-dijo débil pero sonriente.

Emmett avanzó rápidamente hacia ella y le tomó la mano con suavidad, se veía tan frágil.

-Claro nena, hubiera venido antes si me hubieran avisado con más tiempo-se disculpó el chico pero Rose sacudió la cabeza.

-Llegaste a tiempo, además que lo importante es que ahora estés aquí…conmigo-

-Rose, ¿Qué es lo que te pasó?-preguntó Emmett al notar la habitación llena de aparatos que checaban a su novia.

-Eso es acerca de lo que quería hablarte hoy en la escuela pero las circunstancias se tornaron distintas-admitió ella.

-Dime Rose, ¿es algo malo lo que te pasa? Se que si estás aquí no es por algo bueno pero ¿no es grave verdad?-trató de engañarse Emmett.

-Emmett, tengo un tumor maligno en el estómago que me está matando-dijo Rose con voz continúa y firme.

Al ver que Emmett no articulaba palabra continuó.

-Me lo dijeron el mismo día que tu llegaste al pueblo, tuve que tomar un tratamiento agresivo con mi cuerpo para tratar de reducir el tumor pero era muy doloroso así que por eso me escondí todo ese tiempo, no quería que me vieran así y sintieran lástima por mí-reconoció la chica.

-Pero ¿Por qué se lo ocultaste a Alice y a mi hermana? Ellas…-empezó Emmett pero Rose siguió explicando.

-No quería que se sintieran tristes por mí, además puedo morir y si me alejaba de ellas no sufrirían si a mí me pasara algo, todos pensaron que el dinero se me subía a la cabeza, que vivía en una jaula de oro pero lo cierto es que nadie sabe que hay detrás de cada uno-

-Pero no tenías por que ocultárselo, ellas lo podían haber comprendido-

-Lo sé pero en ese momento yo estaba asustada, no me valoraba a mi misma y mucho menos pensaba que alguien más pudiera quererme así-

-Por eso no me querías hablar, pensaste que era un juego ¿verdad?-supuso Emmett, Rosalie asintió.

-Si, no podía imaginar que alguien como tú pudiera interesarse en mí, no cuando parecía más muerta que viva y que además se portaba como una huraña todo el tiempo, quería alejarme de todos pero siempre allí estabas tú-dijo Rose con una sonrisa apretando la mano de él ligeramente.

-¿Por qué pensaste eso?, Yo de verdad estoy enamorado de ti y además ¿a que te refieres a alguien como yo?-preguntó Emmett.

-Es hasta ahora que me doy cuenta del tiempo que desperdicie al decirte que no todo el tiempo pero tenía miedo que te cansaras de mí o que cuando te dijera de mi enfermedad te alejaras y tú siendo un chico atento, detallista, divertido, original, cariñoso, capaz de amar de verdad y como si fuera poco también extraordinariamente atractivo-Rose hizo una pausa recobrando el aliento-temía que a la primera oportunidad te fueras con alguien que te conviniera, alguien que no temiera morir al día siguiente.

-Amor, yo no te dejaría nunca, desde el primer momento algo me dijo que eras tú a quien yo quería y gracias por esas cualidades pero eres tú quien es todo eso, nunca había conocido a nadie así, no me habría ido a otro país si hubiera sabido que tú llegarías aquí-le explicó Emmett con tanta ternura que Rose comenzó a llorar.

-No llores cielo, esa es la verdad y me alegro de por fin saber que es lo que pasa, ahora podemos estar juntos en esto-la animó él.

-Gracias, es lindo escuchar esto antes de mi operación-

-¿Operación?-preguntó Emmett soltando un jadeo por la sorpresa.

-Si, es mi última oportunidad para seguir con vida, tratarán de sacarme esa cosa antes de que sea tarde y por eso quería verte para poder decirte toda la verdad y lo mucho que te amo si es que no logró salir de allí-Rosalie hablaba con tanta tranquilidad de la posibilidad de morir que a Emmett le dio un escalofrío.

-Te estaré esperando para que me lo digas de nuevo, por que no vas a morir-juró él.

-Te prometo que lucharé, pero tu a cambio no le dirás a nadie de esto hasta que yo salga de aquí o pase otra cosa, ¿lo harás?-lo forzó Rose.

-De acuerdo, pero te juró Rosalie Hale que si no luchas por salir de esta yo…-Emmett dejó claro su idea que dada la ocasión no habría un funeral, sino dos.

-No puedes hacer eso Emmett, si no me prometes que no harás algo estúpido haré que no sepas nada de mí, no sabrás que fue de mi operación y…-Rose contraatacaba, Emmett imaginó la vida sin Rose y no tuvo más remedio que prometer.

-Lo juro Rosalie Hale pero mantente conmigo-pidió él.

-Lo juro Emmett Swan-y Rosalie lo jaló para darle un beso, sellando el pacto.

En ese momento el doctor entró por la puerta y avisó que tenían que llevar a Rose al quirófano, Emmett vio como la chica que amaba pronto se debatiría entre la vida y la muerte.

Emmett avisó a su casa que estaba bien pero que no sabría cuando volvería, él mantendría sus promesas para que ella mantuviera las suyas.

Las horas pasaron y Emmett quien ya llevaba un buen rato en la sala de espera junto con los padres de Rose se ofreció a llevarles un café y los padres aprovecharon para charlar mientras él regresaba.

-¿La quiere verdad?-preguntó Esme a Carlisle.

-Si, ese muchacho me ha dado la impresión de ser el indicado para nuestra hija, no se ha separado de aquí y parece tan preocupado como nosotros-admitió Carlisle.

-¿Crees que el doctor acabe pronto?-preguntó Esme saliéndose del tema, su hija le dolía y no podía dejar de pensar en ella por mucho tiempo.

-No lo sé, ya llevan allí muchas horas-

En ese momento Emmett llegó con los cafés y se los dio a Esme y Carlisle, él no bebió nada, su mente estaba con Rose.

-Chico, tienes que comer algo-ofreció Carlisle al verlo devastado.

-No señor gracias, no hasta no saber que ella estará bien-contestó Emmett sintiéndose impotente de no poder hacer nada más que esperar.

Carlisle no insistió más, ya lo había intentado antes y Emmett se había negado igual.

-La operación ha terminado-anunció el doctor mientras que Esme, Carlisle y Emmett se ponían de pie.

-¿Cómo está ella?-preguntó Carlisle.

-Aún no despierta del todo pero no ha parado de decir algo sobre un tal Emmett-respondió el doctor.

Los ojos del chico brillaban de esperanza, ella había luchado, ella había cumplido su promesa.

-¿Puede recibir visitas?-preguntó Esme.

-Solo por unos minutos-concedió el doctor.

-Ve Emmett-pidió Esme.

-No puedo, usted es su mamá…-comenzó Emmett pero Carlisle lo interrumpió.

-Lo es, pero ella te ama más allá de la inconsciencia, ya después nos dirás como está-dijo Carlisle sonriéndole infundiéndole valor.

Emmett aceptó y fue hacia al cuarto de Rosalie.

Y allí estaba ella tendida en aquella cama medio adormilada, susurrando cosas sobre una promesa.

Emmett la observó y sonrió, su chica lo había logrado y allí estaba con él, ahora no había nada que los separara.

-Emmett…-susurró Rose muy suavemente.

-Aquí estoy princesa, te prometí que estaría contigo-le dijo Emmett mientras rozaba su mejilla.

-Te amo-y diciendo esto Rosalie quedó dormida y allí estaba Emmett, cuidándola.

Pasaron unas semanas antes de que Rosalie pudiera salir, pero cuando lo hizo ya estaba totalmente recuperada, Emmett estaba con ella casi todo el tiempo a excepción de la escuela y las noches, a petición de Rosalie que le había pedido que no abandonara sus obligaciones.

Durante la recuperación de Rosalie, ella había decidido decirle la verdad a Bella y a Alice, ellas por supuesto le perdonaron su actitud y le explicaron que su amistad seguía intacta, Rosalie se alegró que por fin pudiera dejar de aparentar.

Esme y Carlisle aceptaron a Emmett como un hijo, Rose disfrutaba de los celos de Carlisle pero de los celos buenos, se habían vuelto una familia, al menos la chica no se preocupaba como sus padres se podían llevar con su novio.

Rose volvió a la escuela y todos se alegraron de ver de nuevo a la Rosalie Hale de siempre, incluso pasó algo que ninguno llegó a imaginar.

-Rosalie y Emmett ¿puedo hablar con ustedes?-pidió Ángela interrumpiendo el abrazo de los enamorados.

-Claro-dijo Rose con una sonrisa, ella no podía ser grosera con nadie.

-Quiero pedirles una disculpa por lo mal que los traté, por estar de encimosa con Emmett y por burlarme de ti sin saber la verdadera razón de tu actitud, no después de lo bien que siempre me trataste a pesar de que yo nunca te di nada a cambio-se disculpó ella.

-No tienes nada de que disculparte, pero gracias por decirlo, sabes que si necesitas ayuda aquí tienes a una amiga-Rose se giró hacia Emmett.

-Y un amigo-completó él con una sonrisa.

-Gracias, y bueno…me tengo que ir, Ben me pidió salir y le dije que sí-

-Suerte Ángela-le desearon los dos y la chica se apartó corriendo emocionada.

-Mmm...parece que las cosas cambiaron bastante-dijo Emmett abrazando a su chica.

-Los cambios suelen ser buenos, además ahora te tengo a ti-le contestó ella.

-Me tendrás siempre que me quieras-dijo él besándolo.

-Tu serás mi única excepción por que no cambiaría esto por nada del mundo-dijo ella antes de que ambos se fundieran en un beso que significaba lo más bello del mundo, el amor.

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Alo0!! Bueno este minific se me ocurrió de repente y espero les haya gustado, =) lo hice con cariño esforzándome se que no esta muy bueno pero al menos espero les haga pasar un buen rato, gracias por leer y quizá puedan dejar un comment si creen que lo merece, gracias, espero pronto tener algo más para que lean, mientras tanto se despide JessiYoce

4.-SECRETO...jaula de oro



Después de varias horas de desesperación, el doctor que estaba atendiendo a Rose salió hacia la sala de espera.

-¡Doctor! ¿Cómo está ella?-preguntaron Esme y Carlisle atacando al médico con preguntas y preguntas similares, la madre de Rose recién llegaba al hospital.

-Rosalie esta…estable por ahora pero tendrán que tomar una decisión, si la operamos para intentar sacar el tumor ella podría no resistirlo pero si lo dejamos tal como esta, los eventos como este no cesarán y de cualquier manera terminará siendo fatal-la voz del médico reflejaba tristeza, él conocía a Rosalie desde los inicios de su enfermedad y había aprendido a quererla como si fuese de su propia familia.

Esme soltó un sollozo y Carlisle la abrazó con ternura sofocando su llanto.

-Doctor…-obviamente Carlisle no sabía que responder, era una decisión difícil.

-Rosalie está despierta, quizá sería mejor si ella fuera quien tomara la decisión-aconsejó el doctor.

-¿Podemos pasar a verla?-preguntó Esme con los ojos abiertos de una repentina esperanza.

-Por ahora solo uno de ustedes podrá pasar-limitó el doctor.

Carlisle asintió y se giró hacia su esposa.

-Iré yo, se que mueres por verla pero no quiero que seas tu quien le diga…las opciones, debemos inyectarle confianza y por ahora estás muy sensible-decidió él, Esme quería protestar pero sabía que su preocupación tan solo serviría para asustar a su hija.

-Pase conmigo por favor Sr. Hale-ofreció en doctor mientras caminaba hacia el ascensor al piso donde estaba la habitación de Rose.

Carlisle abrió la puerta de la habitación con cautela, el doctor se disculpó para poder irse a atender a otros pacientes pidiéndole antes de irse que tratara de darle las noticias a la chica de forma en que le fuera más fácil poder tomar una decisión.

Carlisle entró viendo a Rose con la mirada fija al techo, estaba despierta pero estaba ausente en pensamiento, si no hubiera sido por el hecho de que se notara su débil respiración, fácilmente hubiera pasado por un cadáver por lo pálida, delgada y ojerosa que estaba.

-Hola princesa-saludó su papá mientras se acercaba lentamente.

-Hola papá-contestó ella con una sonrisa a pesar de estar conectada a muchos aparatos, con una intravenosa y oxígeno.

-Rose, se que apenas estás recuperándote pero necesitamos tomar una decisión-

-¿Qué clase de decisión?-

-El tumor en tu estómago te está haciendo más daño del previsto y eso sin contar el tratamiento que tú sabes que no está ayudando mucho, así que el doctor dice que es necesario que te operen bajo más riesgos de los comunes o esperes más, pero no cree que pueda haber más diferencia que ahora y además podría ser incluso más peligroso aún-soltó Carlisle de golpe.

-Y tengo que elegir entre la operación o esperar, pero de cualquier manera puedo morir-concluyó ella misma dejando a un lado las sutilezas.

Carlisle asintió.

-¿Cuándo sería la operación?-preguntó la rubia.

-Sería mañana por la tarde-

-¿Por qué esperarían tanto tiempo si dicen que no tengo mucha oportunidad?-preguntó Rose sorprendida.

-Primero quieren asegurar que estés estable para resistir cualquier clase de intervención-respondió su padre.

-Quiero que me operen, y pasará lo que tenga que pasar-respondió Rosalie con fuerza, era una chica valiente.

-Esta bien hija-Carlisle hizo ademán de irse-por ahora me tengo que ir pero quizá alguien más pueda pasar a verte…-estaba explicando él cuando su hija lo interrumpió.

-No traigas a mamá-pidió Rose.

-¿Por qué?-

-Ella es muy sensible y no quiero que sufra por mi culpa, tranquilízala y dile que estoy y estaré bien, pero si quiero que alguien me visite-

-Entiendo lo de tu madre pero ¿Quién quieres que te visite?-preguntó Carlisle confuso, no imaginaba que su hija quisiera ver a alguien aparte de ellos después de recluirse en casa por tanto tiempo.

-Se llama Emmett Swan, él…bueno es mi novio-admitió Rosalie sintiendo la sangre invadiendo sus mejillas, a pesar de estar en riesgo de muerte, una confesión así a un padre no era sencilla.

Carlisle levantó una ceja en señal de interrogante pero de inmediato le sonrió a su única niña, no quería hacerle una escenita de padre en esos momentos, Rosalie era lista y seguramente ese tal Emmett era un buen chico.

-¿Dónde lo encuentro?-preguntó Carlisle.

-Su número lo tengo en mi celular-Rose sonrió por la aceptación de su padre-pero se discreto papá, él es hermano de Bella y no quiero que ellas sepan nada…aún.

-No te preocupes hija, te prometo que ese Emmett estará aquí muy pronto…-Carlisle hizo una pausa recordando la hora-…mañana o más bien en unas horas

-¿Por qué no ahora?-

-Son las 2 de la mañana, no creo que sea una buena hora para llamar y dar esta clase de noticias-

-Tienes razón, mañana sería lo mejor-admitió ella.

-Tú no te preocupes por nada, él estará aquí antes de que te operen-sonrió él débilmente.

-Gracias papá, y no le digas nada de lo que me pasa, eso tengo que decírselo yo-sonrió Rose mientras Carlisle se despedía de ella con un beso en la sien.

Carlisle salió de la habitación y se dirigió hacia la sala de espera donde Esme paseaba como león enjaulado de un lado a otro consumida por los nervios.

-¿Cómo está? ¿Se lo dijiste? ¿Qué opinó? ¿Qué..?-atacó Esme con preguntas tan pegadas unas con otras que apenas había parecido una sola.

-Shhh-la tranquilizó su esposo-ella esta bien, hablé con ella y quiere que la operen-informó él.

-¿Puedo pasar a verla?-preguntó Esme ansiosa de nuevo.

-Por ahora ella quiere descansar, pero dice que estés tranquila, que te quiere y que descanses tú también-

Esme miró a su marido confusa pero la mirada de Carlisle era tal que la tranquilizo y creyó fielmente en sus palabras.

-Aunque…-agregó él.

Esme lo miró expectante.

-Ella quiere que…su novio venga a verla-

-¿Su novio?-preguntó ella con expresión sorprendida.

-Si-Carlisle sonrió a medias-no me dio más detalles pero hablaré con él y veremos que pasa-concluyó.

Al día siguiente Carlisle y Esme despertaron más o menos temprano, claro que no querían dormir pero no pudieron evitar el sueño, él recordó lo que debía de hacer.

Esme le ofreció el celular de su hija que ella había cuidado desde que Rose había entrado al hospital.


Mientras tanto Emmett se alistaba lo más rápido posible para poder llegar temprano y ver a Rosalie lo más pronto posible y así lo hizo, incluso dejando a Bella irse sola, no le dio razones por que suponía que su hermanita ya tenía una idea de por que el pequeño oso llevaba un ramo de rosas a la escuela.

Emmett llegó al estacionamiento tomando el lugar donde normalmente Rose estacionaba su auto, esperó paciente hasta que miró el reloj y vio como los minutos avanzaban mientras llegaba el resto del cuerpo estudiantil sin pista o seña de su novia.

Ella nunca llegaba tarde, él comenzó a preocuparse recordando como Rose gemía de dolor el día anterior, no, no debía pensar esa clase de cosas, ella y él serían felices.

Mientras tanto Carlisle buscaba el nombre de Emmett Swan y marcó, el teléfono sonó solo dos veces antes de que contestaran.

-¿Rose?-preguntó Emmett emocionado.

-No, habla su padre Carlisle Hale-contestó el padre de la chica desde el otro lado de la línea.

-¡Señor!-dijo Emmett sorprendido-¿le ha pasado algo a Rosalie?-ahora la voz del chico reflejaba preocupación.

-Antes de que te diga cualquier cosa, necesito discreción, ¿Hay alguien contigo?-preguntó Carlisle para saber como actuar, Emmett captó enseguida que no debía decir nada de más, pero estaba solo así que no había problema.

-No, estoy solo-contestó Emmett mientras cerraba la puerta de su auto.

-De acuerdo, mira Rose está en el hospital y quiere verte lo más pronto posible-Carlisle era directo.

-¿Qué es lo que le pasó? ¿Tiene que ver con el dolor de estómago que le dio ayer aquí en la escuela?-cuestionó el chico tratando de atar cabos.

-Por favor permite que ella te explique todo, ¿podrás venir?-preguntó Carlisle.

-Por supuesto, dígame en que hospital está e iré para allá-aceptó Emmett sin pensarlo dos veces, Carlisle le dio las instrucciones y Emmett salió disparado hacia allá.

“Rosalie, ¿esto tiene que ver con tu secreto?” se preguntaba Emmett en el camino desesperado por llegar a donde quizá la vida de Rose tendía de un hilo.
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Alo0! Bueno espero les haya gustado el cap, este es el penúltimo cap y espero el final no las decepcione, continúen y descubran el final de esta historia con el quinto cap “Promesa cumplida” atte. JessiYoce

3.-¿POR QUE AHORA?...jaula de oro



Rosalie llegó llorando a su casa, ¿Por qué alguien tenía que fijarse en ella e insistir tanto?, antes los chicos que se le habían propuesto o pedido una cita se alejaban cuando ella les daba una amable negativa o en el más insistente de los casos les gritaba en la cara un cruel “no”, pero Emmett era distinto, el problema es que ella también deseaba salir con él.

Pero no le convenía, ella quizá moriría dentro de poco y en el peor de los casos quedaría peor de lo que ya estaba antes del último latido de su corazón, ella no permitiría que nadie la viera así y sufriera por ello.

Esa noche Rose no pudo dormir, el rostro de Emmett inundaba su mente, podía sentir que Emmett era distinto, pero ella cerraría su corazón para no involucrarse más o al menos lo intentaría.

A la mañana siguiente al llegar a la escuela Rosalie se encontró con una rosa roja sobre su asiento en clase.

“Siento haberte hecho sentir mal, pero te prometo que mis intenciones son honestas, quiero conocer a la verdadera Rosalie Hale y no me rendiré hasta que te des cuenta que soy diferente a los demás” decía la tarjeta junto a la flor.

“Claro que eres diferente, él único en alterarme así” pensó Rose con sarcasmo, pero su mirada se enterneció al ver la flor, imaginando a Emmett eligiéndola para ella, era obvio que no quería involucrarse pero él se la ponía difícil.

Emmett no podía dejar de pensar en como sería la reacción de Rosalie, ojala pudiera perdonarlo y después aceptar salir con él, Emmett estaba dispuesto a todo con tal de arrancarle una sonrisa a esa chica rubia que le había robado el corazón.

Al salir de clases, Emmett fue a buscar de nuevo a Rosalie.

-Entonces…¿quedo disculpado?-preguntó Emmett sonriendo, Rosalie no pudo evitar curvar las comisuras de sus labios pero se forzó para no sonreír por completo.

-¿Eso es un sí?-preguntó Emmett como niño pequeño.

-Si, quedas disculpado pero aún así no he cambiado de idea, perdona por ser grosera pero no quiero ser nada de ti-dijo Rosalie mientras ponía su mochila y la rosa en el auto.

-¿Ni siquiera mi amiga?-

-No, mucho tenemos con ser compañeros de escuela-rezongó ella.

-Eso no cuenta, por favor sal conmigo-pidió Emmett con tanta ternura que ella estuvo a punto de aceptar pero recordó lo que llevaba aún en el estómago y borró de su mente esa idea.

-En verdad Emmett, por favor deja las cosas así-pidió ella mirándolo con ternura, Emmett no pudo resistir y acarició su mejilla, Rosalie no se apartó de inmediato, él no pasó por alto el gesto, sabía que poco a poco podría llegar a su corazón sin forzar nada.

-No me daré por vencido, pero prometo no forzarte a nada, solo no me impidas intentarlo-pidió el chico.

Rosalie sonrió y subió a su auto sacudiendo levemente la cabeza por lo irresistiblemente insistente que era Emmett, ella no quería que se diera por vencido.

El tiempo pasó y los días y semanas transcurrían como el agua, Emmett encontraba una nueva forma de acercársele a Rose y ella cada vez rezongaba menos, le sorprendía como aún no se había dado por vencido, pero cada vez que se ilusionaba con poder corresponderle, un mareo, o un dolor de cabeza le recordaban que ella no era merecedora de nadie, no cuando ni siquiera sabía si podría sobrevivir por mucho más tiempo.

-Rosalie…-comenzó a decir Alice mientras se acercaba con cautela a su antigua amiga.

-¿Qué necesitas Alice?-preguntó Rose cortante, la pequeña de cabello erizado dudó entre acercase o no.

-No Rose, la pregunta aquí es si tu eres la que necesita algo-Alice se acercó más dando un pasito hacia adelante-se que ha pasado un tiempo desde que nos dejaste claro el no querernos volver a hablar pero la verdad no puedo dejar las cosas así se Bella habló contigo pero yo no lo hice, al menos no tan directo como ahora así que por favor Rose si tienes algún problema o algo dinos y te ayudaremos.

-No tengo ningún problema y tampoco necesito ayuda de nadie-Rose suspiró aparentando estar irritada-Alice, si fuimos amigas pero ya ha quedado en el pasado, lo siento pero a veces las cosas cambian.

-Siempre serás nuestra amiga Rose y tu lo sabes muy bien-Alice sonrió a medias-si necesitas algo ya sabes donde encontrarnos.

-Lo tomaré en cuenta aunque dudo que las llegue a necesitar-Rosalie se dio la media vuelta para irse justo en dirección contraria, pero la pequeña mano de Alice la detuvo por el hombro.

-Rosalie, respeto que no quieras ser nuestra amiga aunque sigo sin entender la razón, pero dale una oportunidad a Emmett, él es una gran persona y tiene un gran corazón, nadie de nosotros lo había visto tan…bueno podría decirse enamorado de alguien, y eso apenas con las pocas palabras que te has dignado a dirigirle, en verdad si supieras como se queda todas las tardes planeando como hablarte al siguiente día, aceptarías salir con él-y diciendo esto Alice se fue dejando pensando a Rosalie.

¿Emmett enamorado de ella? ¿Qué pasaría si le diera una oportunidad a ese chico que le robaba el sueño y que hacia que el tratamiento fuera menos doloroso aún cuando fuere lo mismo?, si llegaba el momento tendría que apartarse de él pero por lo mientras trataría de recompensar todos lindos detalles y enormes esfuerzos que Emmett había tenido con ella, lo haría feliz el tiempo que le quedara, cualquiera que fuese, después de todo ¿Qué caso tenía negarse a lo obvio?, ella también se había enamorado de él.

Para Rosalie las clases se hicieron eternas, la decisión estaba tomada ya, a la salida le diría a Emmett lo que sentía por él.

-Bien chicos, tengan un buen fin de semana, nos veremos el lunes-dijo el profesor y a Rose le parecieron las palabras más hermosas, por fin podría hablar con Emmett.

Rosalie se apresuró para poder alcanzar a Emmett fuera de su salón antes de que él la buscara en el suyo como era costumbre, pero nunca pensó encontrarse a una tercera persona interponiéndose entre ellos, Rose se ocultó para poder oír la conversación con claridad pero sin que alguien pudiera verla.

Ángela rodeaba a Emmett y se acercaba a él cada vez más, Rosalie estuvo a punto de intervenir pero quiso dejarlo para ver si de verdad ella le interesaba o tan solo era una treta para burlarse de ella, no era que no confiara en Alice pues ella nunca había sido buena para mentir pero debía asegurarse.

Una conversación la sacó de esas ataduras.

-Emmett en verdad, ¿Cuánto crees que dure el capricho? Ya más de un mes de rechazos deberían haber bajado un poco tu obsesión por ella-la voz de Ángela sonaba llena de rencor, Rosalie se entristeció, después de todo lo que había hecho por ella a pesar de lo de las otras chicas.

-No es ninguna obsesión ni capricho, yo la quiero de verdad, Rosalie Hale es quien tiene mi corazón y eso no va a cambiar a pesar de que ella me rechace toda la vida-las palabras de Emmett eran sinceras y a Rosalie se le esponjó el corazón, él la quería de verdad a pesar de sus negativas esperaría por ella.

Pero justo cuando ella iba a salir y hablar con él, descubrió como Ángela lo tomaba desprevenido y aplastaba sus labios con los de Emmett aferrándose peor que una sanguijuela, aunque sabía que no era culpa de él no pudo evitar sofocar un grito de dolor.

-¡Rosalie!-gritó Emmett usando una fuerza un poco excesiva en contra de Ángela pero no le causó ni un rasguño.

Rosalie no supo como reaccionar, sabía que debía parar de correr por que no había sido culpa de Emmett pero aún así no paró de avanzar y avanzar, sin poder evitar que las lágrimas corrieran por sus mejillas.

Tuvo que parar cuando sintió que unos brazos se cerraban en torno a ella sin opción a escape.

-Rosalie escúchame por favor…-Emmett estaba devastado, quizá por culpa de Ángela ahora si Rosalie se negaría rotundamente.

Rosalie se giró aún en brazos de Emmett y se abrazó a él con la máxima fuerza que pudo, él la acunó con ternura sofocando los sollozos de Rose, acariciando su cabello una y otra vez muy suavemente.

-Rosalie…no llores, te prometo que no fue mi intención lo del beso, Ángela…-la voz de Emmett le recordó la escena a Rosalie haciendo que el gemido sonará aún más fuerte a pesar de estar contra el pecho del chico.

Rosalie se separó de él y lo miró fijamente, Emmett pudo adivinar la intención en sus ojos así que inclinó la cabeza y le facilitó las cosas, Rosalie sintió millones de mariposas explotar en su estómago en cuanto sintió los labios de él contra los suyos, podía sentir su calidez, podía sentirlo a él.

-No sabes cuanto he esperado este momento-dijo Emmett separándose un poco pero dejando que sus frentes siguieran juntas.

-Y yo lamento haberte hecho esperar tanto-dijo ella con una sonrisa.

-Ha valido la pena-Emmett acarició su mejilla-no me importaría esperar hasta la vejez con tal de poderte besar de nuevo-bromeó él.

-Bueno eso podrás esperar tú pero yo dudo mucho que resista tanto -sonrió Rosalie antes de besarlo de nuevo.

-Me parece que te debo una explicación-comenzó a disculparse Emmett.

-No me debes nada, yo soy la que reaccionó de forma exagerada-dijo Rosalie con voz suave sonrojándose, dando como consecuencia unas lindas pinceladas de color rosa en sus delicadas facciones.

-No fue exagerado, tú me viste besándome con Ángela-replicó Emmett sorprendido y a la vez molesto recordando a la irritable chica.

-No, lo que yo vi fue a Ángela besándote a ti-corrigió Rose-además pude escuchar unas cuantas cosas más.

-Entonces ya sabes lo que siento por ti-agregó él.

-Si-

-Pero aún así quiero hacer las cosas bien-Emmett tomó sus manos entre las suyas y mirándola directamente a los ojos comenzó a hablar-Rosalie, no me importan las razones por las cuales me hayas rechazado todo este tiempo, no me importa lo que digan los demás, no me importa nada ahora que me has aceptado y bueno supongo que ahora no te pediré una cita-al ver la cara de confusión de Rose, Emmett agregó-ahora quisiera pedirte que fueras mi novia.

-Si-la voz de Rosalie se quedó atorada en su garganta pero después de carraspear un poco pudo decirlo con claridad-¡Si!-gritó y Emmett la levantó en brazos, Rosalie gimió de dolor.

-¿Rosalie? ¡Lo siento, yo no quería lastimarte!-dijo Emmett alterado mientras Rosalie se oprimía el estómago con fuerza.

-No fue tu culpa…-otro gemido de dolor-es solo que no me siento bien.

-¿Quieres que te lleve al doctor?-se ofreció Emmett pero Rose sacudió la cabeza.

-No es necesario, solo tengo que ir a casa a descansar un poco-contestó ella ya con el rostro un poco más relajado, no había sido culpa de Emmett, de nuevo la enfermedad de la que era víctima había arruinado uno de los mejores momentos de la chica.

-No dejaré que conduzcas mientras te sientas mal-Emmett no cambiaría de opinión.

-En serio ya estoy mejor, te llamaré en cuanto llegue a casa-prometió Rose, al mismo tiempo que le pedía su número a el chico.

-Pero…-protestó Emmett pero Rose lo acalló con un beso.

-Eso no es justo-se quejó.

-Hablando de justicia-Rose suspiró-ahora que somos novios hay algunas cosas de las que debo decirte la verdad.

-No tienes por que hacerlo-negó Emmett, no quería que Rose se sintiera forzada a nada.

-Créeme tengo que hacerlo, pero será mañana, ahora tengo que ir a descansar-Rose le dio un beso suave a Emmett antes de irse.

Emmett estaba más que contento, la chica a la que quería por fin lo había aceptado, creía en él y aunque claro que él no la obligaría a decirle algo que no deseara, el que ella le dijera la verdad sobre su extraña actitud era un extra que no tenía contemplado.

Mientras tanto Rosalie conducía a casa ya no en un coche si no en muchas nubes, a pesar de la fuerte punzada debido a su enfermedad, este hecho no opacaba para nada lo que ahora tenía con Emmett, y por supuesto debía decirle la verdad, ¿para que ocultárselo? Quizá era hora para disculparse con sus viejas amigas y que con un poco de suerte ellas la perdonarían.

Si algo había aprendido era que el presente era demasiado importante como para desperdiciarlo, ella había ocultado todo ese rollo del tratamiento por miedo a que le tuvieran lastima pero ver como Emmett se empeñaba en estar con ella y quererla tanto le había abierto los ojos.

En cuanto Rosalie llegó a casa marcó el número de Emmett.

-¿Rose?-preguntó él.

-¿Quién si no?-rió ella.

-Cielo, ¿Cómo te sientes?-Emmett sonaba ansioso.

-Ya mejor, pero un poco cansada-Rose vio a sus padres llamándola de lejos-te quiero Emmett, perdona pero tengo que irme, ¿te veré mañana?-preguntó Rose.

-Al pie de la puerta de la escuela como todos los días-

-Adiós Emmett, te amo-

-No más que yo, descansa cielo-y diciendo esto Rose colgó dirigiéndose directamente a su padres.

-¿Qué pasa papá?-preguntó Rose nerviosa, la cara de su padre no parecía traer buenas noticias.

-Llamaron del hospital, ya salieron los resultados del último estudio-dijo Carlisle con voz lastimera.

-No son buenos ¿verdad?-dedujo Rosalie perdiendo la última esperanza, el doctor había dicho que si en estos últimos resultados no había un cambio en concreto, no habría mucho que hacer.

-Tranquila hija, el doctor aún tiene una opción-intervino Esme con la voz temblorosa, se podía percibir el temor por su hija.

-¿Cuál es la…?-Rosalie no pudo terminar la pregunta, se cayó al suelo retorciéndose de dolor y agarrándose el estómago.

-¡Rose!-chilló Esme.

Un desgarrador grito que helaba hasta las venas salió de labios de Rose.

Carlisle tomó el teléfono y marcó rápidamente a la ambulancia, Esme desesperada veía como su hija chillaba una y otra vez sintiéndose inútil.

La ambulancia no tardó mucho en llegar, Carlisle se fue con ella en el vehículo mientras que Esme dejaba las cosas en orden en casa antes de salir.

Rose fue directo a la sala de urgencias, dejando a un Carlisle irreconocible, desesperado y dolorido.

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Alo0!! Bueno espero les haya gustado que por fin Rose le dijo que si a Emmett, gracias si siguen la historia, y bueno pobre Rose, =( pero pronto tendrá buenas noticias, creo XD jajaja grax por leer atte. JessiYoce13 y no olviden continuar con el cuarto cap “Secreto”